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Chávez dijo que habló con Bolívar, refiriéndose al Fidel.

Para hablar de Chávez, y muy probablemente del fenómeno llamado “chavismo”, debo obligatoriamente y de forma muy responsable hablar de la psicopatología del pensamiento. Específicamente del delirio. La locura por lo general se refiere al delirio, concepto que aún se encuentra en diversos matices y dimensiones de discusión, pero todos de acuerdo que el mejor camino para describir lo que llamamos insanidad o locura es a través del delirio. Esto es así tanto para los psicopatólogos como para la gente en general. Cuando le pides a alguien que te describa un individuo al que catalogarían como loco siempre sale a relucir la descripción de alguien que se cree Napoleón o que habla sobre la conspiración de los marcianos. Esta confusión delirio – locura no solo lo mantiene la gente sino la historia y evolución del concepto de enfermedad mental que ha sufrido a lo largo de algunos siglos, contribuyendo a la confusión del término las diferencias lingüísticas y la traducción de los textos de psicopatología entre el inglés, el francés y el alemán por mencionar algunos. Pero había dicho que hablaría de Chávez. Pues, lo estoy haciendo. Si nos vamos a los conceptos de delirio más utilizados en la actualidad, en especial el basado en Jaspers, podremos leer que delirio es,


- De acuerdo al Diccionario español de J. Casares: desvariar, tener perturbada la razón.
- De acuerdo a Jaspers (1975), los delirios son juicios falsos, que se caracterizan porque el individuo los mantiene con gran convicción, que no son influenciables ni por la experiencia propia ni por conclusiones irrefutables que otros le otorgen y que además su contenido es imposible.
- De acuerdo a Mullen (1979), estas creencias anormales se caracterizan por:
o Son mantenidas con convicción.
o Se experimentan como una verdad eminente.
o No se dejan modificar por la razón ni por la experiencia.
o Su contenido es manudo fantástico o cuando menos intrínsecamente improbable.
o Las creencias no son compartidas por los otros miembros del grupo social o cultural.
- De acuerdo al DSM III-R* (el DSM V no presenta muchas diferencias), el delirio es una creencia personal errónea que se basa en inferencias incorrectas a partir de la realidad externa, sostenida con firmeza a pesar de lo que los demás crean y en abierta oposición a pruebas obvias o evidencias incontrovertibles. La creencia no es ordinariamente aceptada por otras personas del mismo grupo cultural o subcultural (por ejemplo, no es un artículo de fe religiosa). (APA, 1988, p.471 – en Manual de Psicopatología Vol. 1. 1995).


Si parafraseamos el último concepto refiriéndonos a la personalidad que Chávez nos ha mostrado a través de los últimos años por las pantallas de televisión, podemos inferir que (sustituyendo la palabra delirio por el apellido del personaje), Chávez tiene creencias personales erróneas basadas en inferencias incorrectas a partir de la realidad externa, sostenidas con firmeza a pesar de la realidad observada día a día en el País y aún y cuando exista abierta oposición a sus ideas y con pruebas incontrovertibles sobre la desastrosa realidad del País. A diferencia del concepto original, las creencias de Chávez sí son compartidas por otras personas lo que nos lleva a relfexionar que:
- Estas personas sufren el mismo delirio, por lo que podemos hablar de un fenómeno delirante colectivo sobre las bases de la histeria colectiva de Freud.
- Las personas que le “creen” a Chávez lo hacen por la necesidad de creer, más no están involucrados en el delirio ni lo comparten.
- Las personas que le creen, le “hacen” creer que le creen, para beneficiarse del poder del delirante.
- Las personas que comparten las creencias de Chávez en el fondo saben que son delirantes, pero le siguen la corriente para llenar su propio sistema de creencias: vacío y deficiente.


Ahora bien, cabe preguntar, cuáles son las ideas o creencias erróneas que componen el delirio de Chávez. Pues bien, son varias. Menciono sólo algunas a continuación, para luego compararlas con los tipos de delirio que existen en la psicopatología. Algunas de las firmes creencias que Chávez nos ha mostrado (por lo que no digo que las tiene por convicción, ya que para ello habría que hacerle un estudio psiquiátrico serio e independiente), son:
- El País, en los últimos años, ha mantenido un progreso importante en todas las áreas de la vida nacional (salud, seguridad, vialidad, vivienda, economía, entre otros).
- Él es el único que puede liderar al País.
- Él es el libertador de América y las Antillas pues (Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Cuba…)
- Él es, por alineación derivada descendente de creencias, el mesías del nuevo siglo (recordemos sus palabras: “Cristo fue socialista, Bolívar fue un socialista, yo soy un socialista”). Por lo tanto él es Cristo, él es Bolívar y él es Chávez, la nueva trinidad de la revolución. El misterio del gran hombre.
- El imperio lo quiere matar, derrocar, perseguir continuamente.
- Sus enemigos lo quieren ver hecho mártir.
- Su padre es Bolívar, es Fidel Castro y es Martí. Por lo que no tiene madre y es hijo de una tríada homosexual capaz de concebir, de acuerdo a las relaciones inconscientes delirantes que produce su pensamiento. De pronto es hijo de una orgía de creencias delirantes, lo que explicaría su personalidad.
- La iglesia lo quiere arruinar, los opositores son de la CIA y las fallas de su gobierno son culpa del Imperio.
Estas son algunas de las ideas que claramente nos deja entrever el presidente que tenemos actualmente. Veamos estas ideas a la luz de la psiquiatría moderna.
Las ideas delirantes se clasifican en función del contenido, por lo que podemos trasladar las creencias de Chávez a las siguientes descripciones delirantes:
- Delirio de grandeza: Él es el único que puede liderar al País, es el libertador, etc…
- Idea delirante de referencia (delirio de persecución, por ejemplo): me quieren matar, el imperio me ataca, todos los que se oponen son agentes de la CIA, etc…
- Idea delirante extravagante: la salud en el País está en su máxima expresión, la vialidad del País es un éxito, la inseguridad ha mejorado, etc… Todas ideas absurdas que contrastan con una realidad diferida de su pensamiento.
- Idea delirante persecutoria: todo es una conspiración en mi contra.


Si nos metemos en la cabeza de Chávez (guácatelas!), podemos entender por qué necesita acabar con las radios, las televisoras y todos aquellos que critiquen y expongan los descomunales errores de su gobierno, como la corrupción descarada, el despilfarro de nuestro dinero, el deterioro del País y la pérdida de los valores y el orden mismo de las cosas. Todo está en su contra y el personaje es incapaz de entender que es así, en muchos casos, por una consecuencia natural derivadas de sus acciones ineficientes, absurdas y desviadas de toda intención de hacer las cosas bien y apoyar el progreso del País. En la mente de un loco, perdón, un ser que sufre de ideas delirantes, la empresa privada, la oposición política, las radios y televisoras independientes del gobierno, los gremios independientes, la sanidad en general debe desaparecer, para avalar su propia locura y calmar así la angustia psicopática que le produce la posibilidad de estar equivocado. El presidente no solo sufre de ideas delirantes sino que vive bajo la neurótica angustia continua de no ser quien quiere ser, sabiendo que nunca lo será.


El hecho de que un País sea gobernado por un paciente psiquiátrico deja mucho que desear del resto de la población, si nos guiamos por el viejo aforismo que reza que cada pueblo tiene al presidente que merece. Nuestra sanidad mental está claramente comprometida y en franca vía de deterioro. Los gremios dedicados a la salud, en especial, la salud mental, yo les pregunto hoy ¿qué estamos haciendo para cumplir con los mandatos de Hipócrates o de la OMS en materia de salud mental? No mucho. Necesitamos promover más salud mental, prevenir más deterioro y entender que el antivirus a esta locura colectiva no es más que la educación de lo que es ser un individuo sano, con autoestima y la posibilidad de crecer y evolucionar a un estado mejor del que nos encontramos. Da miedo decir lo que pensamos, lo sé. Pero nadie nos salvará del loco si nosotros nos hacemos los locos. Por cierto, si me persiguen por este artículo, yo les digo a aquellos que realmente quieran al presidente y se preocupen por el y su salud, que le busquen ayuda, porque el delirio tiende a deteriorar y el cuadro final no es agradable. No pierdan tiempo ni gasten energías en perseguir fantasmas y ocúpense de su propio futuro, el cual estará comprometido para TODOS si seguimos bajo el liderazgo de un personaje que dista de estar en sus cabales o al menos de gozar de salud mental.


La promoción de la salud mental, a mi parecer, es fundamental en tiempos de crisis. Esta información otorgada a ustedes es netamente científica con algunos acuses subjetivos que es imposible no expresar. Sin embargo, nos toca entender que estamos solos. Somos cada uno de nosotros, individualmente, a quienes nos toca hacer consciencia de nuestras necesidades, creer que podemos ser mejores de lo que somos y solo cuando creamos en ello, entonces encontraremos a otros que creerán lo mismo y allí, el grupo, la masa, será líder en los procesos de cambio de una sociedad. Así ha sucedido siempre, así ha sido nuestra historia, la historia de la humanidad. Si quieres salvar al mundo, comienza salvando tu mundo interno. Como siempre he dicho y seguiré diciendo mientras que tenga aliento en mi cuerpo: “Si tomas la rienda de tu vida en tus manos, algo maravilloso sucede: no tienes a quien culpar”.

*Manual Diagnóstico de Enfermedades Mentales.
Bibliografía
Belloch, Sandin, Ramos. Manual de Psicopatología. Volúmen 1. McGraw-Hill. 1995.
Branger, J. Perfil Psiquiátrico de Venezuela: el delirio de la historia. Monografía. 2009.

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