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Creatividad Sustentable

Piense por un momento en su trabajo. Ahora, si me lo permite, quisiera preguntarle ¿cuál es su sueño dorado? ¿Se corresponde su sueño con la actividad productiva a la cual se dedica actualmente? Si la respuesta es negativa, Ud. es una persona tan normal como cualquiera otra de este planeta, a los que no se le enseñó a desarrollar sus talentos para que fueran la actividad productiva principal. El viejo aforismo que dice “enamórate de tu trabajo y dejarás de trabajar”, no puede ser más cierto, o de lo contrario, fuera el mandato número once de la iglesia.
Los seres humanos que habitamos en este planeta, hemos desarrollado una forma peculiar de “trabajar”, la cual se basa en mucho esfuerzo, poco tiempo y cero ganancia. Sí, leyó bien, cero ganancia. Me explico mejor. Hagamos un recuento estándar de un día laboral venezolano. Comencemos por levantarnos muy temprano, alrededor de las cinco treinta de la madrugada, luego de dar vueltas en la cama y engañarnos a nosotros mismos con “cinco minutos más”, logramos llegar al baño y tomar una ducha, algunos se cepillan los dientes en la ducha para ahorrar tiempo. Luego del clásico ritual de nuestra higiene personal, nos tomamos un momento para decidir qué ropa debemos llevar ese día. Una vez bien combinados (algunos), nos preparamos un café o nos lo preparan, para aquellos que corren con tan maravillosa suerte, y una vez desayunados, los que logramos comer en la mañana, salimos a trabajar. Luego de una jornada de estrés, reuniones, visitas, muchas llamadas telefónicas, crisis de ansiedad, millones de expectativas sobre el futuro, toneladas de responsabilidades, angustias y alguno que otro gritito para hacer sentir nuestra presencia, retornamos a casa habiendo resuelto uno, dos o máximo tres problemas reales, el resto fueron imaginarios. Descargamos un poco de estrés en casa con nuestros allegados, pareja o hijos, realizamos de nuevo el ritual higiénico post - trabajo y nos sentamos, si no lo hicimos durante el día, a leer el periódico con sus maravillosas noticias. Antes de dormir algunos comentan sobre su día, y si hay tiempo y ya el sueño no nos venció, observamos un poco más de noticias en la TV y luego de una muy corta lectura de algún libro que tenemos años leyendo y olvidamos ya de qué se trata, logramos conciliar el sueño si los pensamientos sobre las actividades del día siguiente lo permiten. Todo esto para comenzar una vez más a la madrugada siguiente, cuando el despertador nos recuerde varias veces, que ya es hora y nosotros comencemos de nuevo con el juego de “cinco minutitos más”.
Ahora bien, se preguntarán ustedes, ¿y dónde queda la fórmula del mucho esfuerzo, poco tiempo y cero ganancia? Pues bien, tomemos el ejemplo anterior y desglosemos un momento la fórmula. Realizamos muchos esfuerzos durante nuestras jornadas de trabajo, el estrés, la ansiedad y la angustia son signos capitales de que “estamos trabajando”, de lo contrario, no nos creemos que estamos en un día laboral. Aún y cuando creemos tener tiempo de sobra, nos limitamos cada vez más, sujetos como esclavos a una agenda, un reloj y un calendario, modernamente conocidos como organizadores electrónicos o computarizados al mejor estilo “Palm” o Pocket PC. El tiempo para todo lo que queremos hacer parece inalcanzable, la sensación no es otra. Y Ud. se preguntará, pero ¿la gente que trabaja de esta forma, no obtiene grandes ganancias? Por supuesto, así como también las invierte, en el mejor de los casos; las ahorra pero no lo disfruta o el común denominador gasta en la medida que ingresa. Si Ud. gana 100 Bs. hoy, probablemente tenga 95 Bs. de gastos, y los 05 Bs. restantes los gaste en esa tercera licuadora nueva espectacular que “tanto” necesita. Y, ¿los sueños?, son gratis! Total, “soñar no cuesta nada”!
Si este es su pensamiento, buena suerte con la productividad. No podré desearle otra cosa diferente. Pues bien, es importante informarle que este esquema caducó. Así es, Ud. está atrasado en el tema de la productividad, es más, Ud. que creía tener al toro por los cachos, aún no se ha dado cuenta que no tiene capota ni espada, por mucho que la plaza esté llena y la gente le lance flores al ruedo.
Primero que nada, pensamos siempre en producir para gastar, aún y cuando ese gasto sea una inversión. Pensamos en el negocio, la transacción, el documento, en lo que nací para hacer, igual que papá o idéntico a mi tío, mi abuelo o mi compadre del alma. Ahora pregunto yo, ¿alguna vez ha pensado en Ud.? Sí, Ud. que tanto se capacita para manejar los números cada vez mejor. Ud. que tanto le gusta comprarse el carro del año pero que aún no tiene casa propia. Ud. que hipotecó su casa para hacer crecer su negocio. Sí, Ud. que es humano, normal, común y silvestre como todos los demás mortales.
Hago esta reflexión buscando que se de cuenta en este momento o al menos sospeche que existe una forma diferente de ser productivo y mejor aún, que esa productividad se mantenga por mucho tiempo, o lo que es igual decir, que sea “sustentable”. Pero todavía queda un asunto pendiente, la actividad que Ud. lleva a cabo y llama “laboral”.
Imaginemos por un momento que Ud. siempre quiso tener una casa muy grande, con 10 habitaciones, jardín interno y externo, chimeneas, salones, en fin, una casa de película. Ud. que tanto se ha esforzado está invirtiendo para obtener el dinero y algún día comprarla. Si de pronto Ud. hereda la casa de sus sueños, ¿tiene la posibilidad de mantenerla? ¿puede cubrir los gastos de la misma? Y si así fuere, está utilizando “todos los ambientes, habitaciones y áreas sociales de la casa? ¿NO? ¿Por qué? Después de tanto esfuerzo para conseguirla, ¿va a tener 9 habitaciones cerradas y utilizar sólo una? Esto sucede cuando no nos enseñan a ver o a desarrollar los posibles talentos que todos tenemos pero que no usamos. ¿Y si Ud. fuera profesor en la universidad y una terrible enfermedad le deja sin voz? ¿Qué haría? ¿Podría seguir trabajando? ¡Sí! Si Ud. tuviera más talentos y estos a su vez pudieran producirle unos churupos extras. Pero para lograrlo hay que identificarlos, desarrollarlos y utilizar nuestra creatividad para que al aplicarlos produzcan de manera sostenida en el tiempo. Esto es lo que yo llamo tener “creatividad sustentable”. Ahora bien, cómo logro desarrollarla, desarrollando al ser humano que hay en Ud. Antes de ser abogado, médico, ingeniero o aviador, Ud. fue un ser humano.
Países como Taiwán, no tienen tierra fértil para sembrar, o grandes recursos naturales para explotar, su turismo no es el más atractivo, más sin embargo, alguien se dio cuenta que tiene a los taiwaneses, y fue a ellos a quienes desarrollaron, entrenaron, capacitaron, para que así, Taiwán, hoy día exporte tres y hasta cuatro veces más que países como el nuestro.
Desarrollar una creatividad sustentable no es difícil o complicado. Es importante entender primero que todos podemos tener más de un talento, y no solo aquel que alimente cognitivamente a través de la universidad o estudios formales. Los seres humanos utilizamos tan solo de un 2 a un 10% de nuestro cerebro ( y estoy exagerando como profesor de neuroanatomía), por lo tanto, existe una capacidad infinita de desarrollar otras actividades que nos gusten y dedicarlas a ser productivas, con un poco de creatividad y ambición sana, claro está. Si Ud. es cantante, aprenda a bailar, a cómo vestirse bien y manejar su propia imagen; sea fotogénico, haga ejercicio, practique e invierta su tiempo en desarrollar otros talentos, sin perder de vista el principal que Ud. tiene desde pequeño, el que le dijeron que seria lo único que pondría pan en la mesa. De igual manera, si Ud. es médico y le gusta tocar piano, desarrolle su carrera como médico, que luego su sueldo podrá utilizarlo en lecciones de piano, o en comprarse uno para aprenderlo a tocar. Al utilizar nuestros talentos, sean cuales sean, desarrollarlos y dedicarlos a ser productivos crearemos una sinergia entre ellos que nos darán la oportunidad de cumplir nuestros sueños, enamorarnos de nuestro trabajo y ser productivos a largo plazo. Es decir, estaremos utilizando nuestra creatividad sustentable. No importa lo que digan los demás (papá y mamá incluidos), si Ud. ama lo que hace, se prepara para hacerlo y lo hace bien, el dinero, la fama, las inversiones, vendrán por añadidura. Es una ley natural en el movimiento de los átomos, siempre uno dará energía y otro recibe. De igual manera, esto no queda aquí. Si Ud. está en armonía con sus talentos y logra ser productivo, podrá hacer sinergia con los talentos de las demás personas que le rodean, creando empresas, asociaciones, fundaciones, institutos, centros, entre otros, que seguirán siendo una extensión de su talento a través de los demás, dándole la oportunidad a otros de realizar sus sueños, mientras Ud. vive el suyo. Entonces, ¿por qué soñar gratis sobre algún proyecto, tal vez lejano y no vivir el sueño con ingresos propios, aquí y ahora?
Claro está que el desarrollo de la creatividad sustentable es un proceso de vida, una filosofía tal vez, en donde convergen muchas fuerzas, como el aprendizaje, los paradigmas, la influencia parental, las emociones, los prejuicios, tan solo para mencionar algunos; pero es posible desnudar al ser humano y encontrar en su esencia creatividad pura y un manojo de sueños que jamás desaparecen, tal vez se olvidan, con el ajetreo diario y el ruido de una jungla de concreto que nos agobia sin saberlo y nos resta tiempo para dedicarlo a ser creativos, es decir, a creer en ti o en vos, como vos queráis. No permitas que el despertador te recuerde cada mañana la rutina, deja que tu mente creativa fluya con las emociones que los sueños nos inspiran, elevando el espíritu humano a una nueva dimensión, la dimensión conocida como la creatividad sustentable.

Salud Mental Ocupacional

En el último Informe sobre la Salud Mental en el mundo que la Organización Mundial de la Salud emitió, aparecen cifras interesantes que quiero compartir para justificar el presente artículo que hoy les traigo. Según la OMS (2001), un millón de personas se suicidan anualmente y entre 10 y 20 millones intentan hacerlo. Esto como consecuencia de la depresión y el estrés, los cuales son la cuarta causa de morbilidad (enfermedad) en el mundo, y para el 2010 se estima que serán la primera causa de enfermedad y ausentismo laboral. Es apenas en los últimos cinco años que comenzamos a ver récipes psiquiátricos para reposo laboral en algunas empresas de nuestra ciudad. Algo que en el pasado tenía acento de tabú y generaba rechazo. Aún existe resistencia ante la idea de ser estigmatizado por sufrir algún colapso nervioso, un síndrome de fatiga crónica o un episodio de estrés laboral agudo expresado como un desajuste situacional emocional, es decir, comenzar a gritarle a la gente, andar irritable constantemente y caer al piso por una crisis hipertensiva o un dolor en el pecho. No todas las crisis terminan en un hospital pero cada vez es más frecuente el diagnóstico de “estrés” y la ínter consulta con psiquiatría en nuestras emergencias médicas. Todo lo expresado conlleva a una relación directa con el significado de Salud Mental Ocupacional, área de la psicología y la psiquiatría que aún no ha tenido fuerza suficiente en nuestras empresas, teniendo como resultado la inexistente cultura de salud mental laboral.
Ya para finales del siglo 19, Federico Engels hace referencia a la situación de la clase obrera en Inglaterra como “crimen social”, por las precarias condiciones en las que se trabajaba. (Engels, 1845). Con el pasar del tiempo apareció Sherman (1927) quien afirmaba que, “la psiquiatría debería ocuparse legítimamente en la esfera laboral del ajuste del individuo a su situación de conjunto e intentar impedir los desajustes tratando de crear intereses e incentivos”. En las primeras ediciones del Tratado de Psiquiatría de Friedman, Kaplan y Sadock, aparece claramente la definición de Psiquiatría Ocupacional: “Campo que se interesa por la adaptación de un individuo a su ambiente laboral. No se limita a la psicopatología, sino que se ocupa igualmente de los factores del ambiente laboral que estimulan una conducta saludable”. (1984, Pp. 2620). Ahora bien, ¿estamos promoviendo una conducta saludable en nuestras empresas? ¿Estamos realizando la vigilancia epidemiológica de la salud mental de nuestros trabajadores? ¿Sabemos lo que significa la esfera “psicosocial” del trabajador? La, ya tan conocida ley, LOPCYMAT menciona la palabra psicosocial solo dos veces en todo su texto. No porque no tenga importancia, sino porque aún estamos dilucidando lo que significa el aspecto psicosocial del trabajador. Para lograr esclarecer tal definición debemos volver a la psicología y las bases de la conducta, pero no es el tema en cuestión. Lo importante a resaltar es la imperante necesidad que tiene el mundo moderno de desarrollar los aspectos psicosociales que definen a la existencia humana. Empresas diseñadas ergonómicamente, psicólogos en las empresas, reuniones de fin de año en localidades que generen contacto con ambientes naturales (playas, montañas), leyes que intentan proteger la psique del trabajador y cada vez más, reposos médicos emitidos por psiquiatría. Todo esto no es más que el resultado del cambio a un nuevo paradigma en relación con el trabajador y su medio ambiente laboral.
Ya no es suficiente enviar al trabajador a una consulta psicológica o psiquiátrica, ni hacer cursos en las montañas y meditaciones vestidos de blanco cada año. Los textos como “La Nueva Mística Empresarial”, “Administración por Valores” de O’Connor, “Compromisos para Ser Líder” de Cornejo, Las Seis Medallas del Valor” de De Bono y “Cómo disfrutar de la Vida y el Trabajo” de Carnegie, entre tantos otros que inundan el mercado actual, no son más que el resultado de una necesidad antigua de encontrar el Santo Grial del éxito integral al desarrollarnos como seres humanos y evolucionar a un estado de consciencia superior donde la asertividad se expresa en una vida responsable y libre. Bernard Shaw dijo que “la libertad conlleva responsabilidad, por eso no todo el mundo la persigue”. Quiero dejar el mensaje de la importancia de instalar, cultivar y mantener la cultura de la salud mental ocupacional viva en nuestras organizaciones, siendo, tal vez, la única manera de alcanzar la punta de la pirámide en la escala de motivación de Maslow: la autorrealización personal traducida al éxito empresarial. No existen empresas exitosas si su personal no está saludable, feliz y en armonía con su ambiente laboral. Personalmente desde hace unos años, he estado promoviendo la importancia de la salud mental en las empresas. La respuesta ha sido lenta, pero mes a mes se suman más organizaciones a los programas de apoyo psicosocial que existen en el mercado. Esto me da esperanza y me motiva, elevando mi compromiso, a seguir ofreciendo salud mental: no solo el tratamiento de la psicopatología sino la promoción del bienestar personal, el crecimiento emocional y el autoconocimiento para la liberación personal.
“Se puede ser feliz, sin exigirle a los demás que estén de acuerdo con uno”. (Goethe).

Vivir en pareja...

Siempre que comienzo una charla, taller o conferencia, comienzo describiendo los conceptos básicos que están incluidos en el tema. En este momento en particular estuve pensado mucho sobre la manera de explicar qué son emociones saludables en la pareja. Resulta, que no todas las emociones son saludables y no todas las parejas son parejas. No solamente porque estamos acostumbrados a etiquetar a las personas basados en su conducta y nada más, sino porque existen maneras de expresar emociones en los seres humanos que por muy insanas que a veces nos parezcan son más saludables y salvadoras de lo que podemos imaginar. John Gray, (1996), describe en su libro “Los Hombres son de Marte, Las Mujeres son de Venus”, que uno de los desafíos más difíciles en nuestras relaciones afectivas es el manejo de las diferencias y los desacuerdos. Esto es tan cierto como el aire que respiras, pero es precisamente el cómo manejar estas situaciones lo que nos trae a tocar el presente tema. Así como la comunicación constituye el elemento más importante en una relación, las discusiones pueden ser el elemento más destructivo. Recordemos que mientras más cerca estamos de alguien más fácil resulta herirle o ser herido. Además de que, por lo general, no es lo que decimos lo que lastima en una discusión, sino el cómo lo decimos.
Aristóteles tenía una receta para manejar las relaciones con suavidad. “Usted debe ser capaz”, decía, “de enojarse con la persona correcta, en el grado correcto, en el momento correcto, por el propósito correcto y en la forma correcta”. Esta forma de autocontrol fue llamada Inteligencia Emocional por el Psicólogo Daniel Goleman refiriéndose a una combinación de habilidades entre las cuales se incluyen empatía, autocontrol, conciencia de sí mismo, sensibilidad hacia los sentimientos de los demás, persistencia y auto motivación, entre otras.
Ahora bien, independientemente de las teorías ya conocidas de lo que es la emoción, existe un componente sumamente importante en todo esto y ese es la forma en que nosotros expresamos nuestras emociones. Las expresiones emocionales, o señales externas de lo que una persona está sintiendo, son especialmente importantes porque comunican emoción de una persona a otra. Recordemos que la raíz de la palabra emoción significa “conmover” y es precisamente hacer eso lo que logran las emociones en nosotros, movernos con lo que el otro siente.
Ahora bien, ¿qué es saludable en una pareja? No existen fórmulas perfectas o exactas. La pareja es una empresa y si no lo entendemos así, estamos en peligro de ir a banca rota. Aunque les suene frío, es una realidad. El amor es como el dinero, si no nos tenemos en buena autoestima y pretendemos dar amor a los demás, estaremos escribiendo cheques sin fondo y nos los van a rebotar. Debemos tener capital en nuestra cuenta si queremos hacer negocio con nuestra pareja. No podemos pretender tener nuestras cuentas emocionales sobregiradas porque sencillamente le van a reclamar que se ponga al día y si no paga a tiempo, le cierran el negocio. Esto del amor no se aprende en la universidad, no es algo que podamos leer en los libros y entenderlo sin practicarlo, no puede haber emociones saludables sin parejas saludables. Cuando el Tú y el Yo se convierte en un nosotros, nos estamos comprometiendo a mantenernos el uno con el otro; pasamos a tener una individualidad compartida y entendemos que el amor son los hilos con los que vamos haciendo una nueva manta con la que nos arropamos en las noches de frío. En una pareja si existe amor, aún y cuando éste esté tapiado por mucho resentimiento, rencor, frustración, rabia y tristeza, el amor encuentra la manera, como dice la canción, “love will find the way”; pero claro, este proceso la mayoría de las veces debe ser guiado. Por lo general, la primera acción que tomamos antes de investigar si aún hay amor en nuestra relación es la del abandono, la separación, volver a nuestro supuesto estado primitivo de aislamiento, porque así nos dijeron que nacimos, solos ¡y solos nos vamos a morir! Resulta señoras y señores que no es así. Para poder nacer necesitamos que mamá puje fuertemente para que podamos cumplir con los mecanismos del parto y necesitamos que alguien nos reciba y nos atienda mientras aprendemos a respirar por primera vez con nuestros propios pulmones y, existe un gentío esperando afuera de la sala de parto para vernos a la cara y comparar a quién nos parecemos más. El médico escribe, como la primera orden en la historia médica, “alojamiento conjunto”, es decir, bebé y mamá. Entonces, ¡No señor!, solos no nacemos, si fuera así, entonces al nacer conoceríamos a la muerte de inmediato. Y no morimos solos tampoco, aún y cuando nuestra sociedad occidental no sabe morir, siempre tenemos a un gentío alrededor, aunque sean médicos y enfermeras y después, toda la familia que va a ver lo que quedó de nosotros mientras nos recibe otra familia llena de luz y amor. Pero eso es otro cuento, el asunto es que no estamos hechos para estar solos.
Los seres humanos vinimos a este planeta a compartir nuestra vida con alguien. Hemos leído, escuchado o conocido historias como las que relata John Gray, o sobre las almas gemelas según nos dice Brian Weisse en sus múltiples investigaciones, o la personificación de la pareja venezolana por Nelson Torres en su magistral obra Hombre – Mujer, Poema – Cama – Casa.; y así podríamos nombrar infinidad de personas que han hurgado en los rincones más profundos de la mente emparejada y la conclusión a la que todos llegan es la misma, ¡no estamos hechos para estar solos! Si hablamos antropológicamente de la pareja debemos remontarnos a los primeros siglos de nuestra era y darnos cuenta que el hombre y la mujer se han buscado mutuamente, de diferentes formas, pero siempre para lograr el binomio que hace posible la perpetuación de nuestra especie en el planeta. Recordemos lo que Freud decía: “la soledad es el embrión generador de la neurosis”; es por esto que Nelson Torres nos recuerda que “es el instinto gregario el que nos impulsa a buscar y encontrar con quien compartir siempre”.
El tema del amor es a veces tan incómodo como bizarro, por lo tácito que ha sido tratado siempre. Es como la sombra que refleja el sol en nuestro cuerpo en la arena o los lentes que buscamos afanosamente sin darnos cuenta que los tenemos colgados de la camisa. Hoy en día existen algunos políticos que desprecian el estudio del amor como algo no científico, pero en un mundo en constante destrucción por la violencia, el odio y la desesperación, ¿qué podría ser más importante que entender el estado elusivo que llamamos amor? La palabra más famosa en cualquier idioma es “yo te amo”, sin embargo, ¿cuándo fue la última vez que UD la usó con su pareja? El amor es el único artículo de consumo que el poder no puede imponer y el dinero no puede comprar, como dice un escrito anónimo muy antiguo. Por lo tanto, las emociones saludables en la pareja las podemos reducir a una sola, el amor.
El ser humano está en el planeta para amar y ser amado. El amor es la emoción o el sentimiento fundamental que nos mueve a vivir. Vivimos para hacer pareja y la pareja perpetua la especie. ¿Voy bien? OK. Ahora, la especie no está feliz porque la pareja no se sabe expresar y para expresar el amor hay que saber cómo hacerlo y para hacerlo hay que ser mejores personas, es decir, necesitamos aprender a reconocer el conflicto y tratarlo sin intentar eliminarlo porque parte de la vida en pareja son los problemas. Ellos nos ayudan a ser mejores y nos recuerdan que debemos comunicarnos mejor y expresar nuestras emociones de la manera más agradable para así sentirnos agradados por nuestra pareja y disfrutar de nuevo del amor. Al disfrutar del amor aumentamos nuestra capacidad de intimar y se aviva la pasión lo que nos lleva a permanecer juntos y a perpetuar la especie que con emoción aprende las lecciones del amor desde que nace, tomando conciencia del motivo por el cual venimos al planeta, amar y ser amado.
Vivir saludablemente en pareja es expresar saludablemente nuestras emociones. Después de tener una ligera pincelada de lo que significa vivir en pareja, no te asustes, al contrario, atrévete a enamorarte porque el que no se ha enamorado nunca no ha vivido. Amor al primer susto es amar con o sin disgusto.

El venezolano: Stand by now (II Parte)

En mi primera entrega escribí un poco sobre lo que es el estrés y cómo afecta a nuestro cuerpo y mente. En esta segunda parte quiero hablarles de lo que podemos hacer para recuperar la salud si es el estrés el que nos la ha quitado.
Debemos comenzar por reconocer los beneficios de la respiración. Sí ya sé lo que esta pensando: “¿cuánto más voy a respirar y contar hasta mil?”. Si ésta es la pregunta que te haces a veces debes evaluar tu problema como algo que va más allá de un simple estado de estrés. Recuerda que el estrés aparece por una situación de vida que nos afecta y no podemos manejar o solucionar de inmediato, por lo tanto, no es el estrés lo que te va a hacer daño si no lo que dejes de hacer para combatir el estrés. La respiración bien utilizada te puede brindar muchos beneficios. A continuación te doy un ejemplo de lo que puedes hacer con ella. Todas las mañanas al levantarte haz una serie de respiraciones profundas, inspirando por la nariz, sosteniendo el aire en tus pulmones por unos segundos y espirando por la boca, repite esta acción antes de dormir. De esta manera oxigenas tu cuerpo y relajas un poco los músculos de tu cuerpo. Puedes usar esta técnica en el trabajo o a cualquier hora del día, como en el tráfico, tiempo neutro que no debe exasperarnos, ya que mientras estas en una cola en tu carro, no podrás resolver nada, pero sí puedes hacer mucho por ti con tu respiración.
La risa es otra de las herramientas que podemos utilizar para mejorar nuestro estado de salud. Reírse implica muchos beneficios al cuerpo, pero para que esto ocurra nos debemos reír a carcajadas o como mejor dicen los expertos, “a mandíbula batiente”. La risa debe tomarse muy en serio por lo que unos minutos de risa al día nos dará grandes beneficios. Ésta debe darse bajo un principio de inocencia, lo que es lo mismo decir, reírme contigo y no de ti o conmigo y no de mí. El burlarme de algo o de alguien no dará iguales resultados a si me río con algo o con alguien. Es distinto y de allí que las parodias o imitaciones nos dan la oportunidad de reír con alguna situación por lo absurda que pueda ser o reír con alguien que asume y concientiza su actuación como ridícula o risible. Es importante aprender a reírnos con nosotros mismos y no de nosotros mismos, de manera de mantener nuestra autoestima intacta y obtener los beneficios de la risa. Si puedes verte al espejo y reír recordando las locuras que alguna vez has hecho es muy saludable y si piensas que nunca has hecho una locura, toma este artículo en tus manos y brinca con el como si bailaras de felicidad, aunque haya gente viéndote a tu alrededor, así tendrás en tu memoria algo fuera de lo común que hiciste en tu vida y con ello te reirás. Debo decirte que tal vez encuentres personas que acaban de hacer lo mismo que tú, así no te sentirás solo o sola. ¡Anda, inténtalo y ríete contigo mismo(a)! Verás ¡qué liberador puede ser el divertirnos con nosotros mismos de vez en cuando! Hay muchas maneras de reír y llenarse de vida, aún y cuando el argot popular nos dice que si ríes mucho es porque vas a llorar. Esto lo inventó alguien probablemente muy amargado y desdichado, por lo que no se aplica a la realidad. Si ríes mucho es porque estás buscando ser feliz. Con este nuevo pensamiento puedes reírte sin culpa y con ganas.
Para finalizar quiero recordarte que la felicidad no es una meta lejana la cual se alcanzará después de trabajar mucho y buscarla desesperadamente. La felicidad debe ser un camino, un continuo, debe ser parte del día a día y entender que si muero hoy, muero feliz porque estoy haciendo lo que me gusta hacer. La felicidad como bien lo dijo Ghandi, no es una meta, es el camino que todos debemos recorrer y entender que sólo se consigue si estoy en sintonía conmigo mismo, si soy coherente con lo que quiero ser, hacer y tener en la vida. Es tiempo de comenzar a ser felices y no esperar que la felicidad toque a tu puerta, ella está dentro de ti y no en otro lugar. Sólo nosotros somos capaces de hacer magia en nuestra vida y en la vida de otros si utilizamos a la felicidad como el polvo dorado con que campanita hace volar a los amigos de Peter Pan. Esa sensación de volar todos podemos sentirla si juntamos el buen humor, la congruencia de pensamiento y el camino de la felicidad en una sola dirección, recordando que los sueños se convierten en meta cuando les ponemos fecha.
Comienza a sonreír más a menudo, respira cuando te sientas angustiada o angustiado, mantente firme en el camino de la felicidad y hazla tuya día a día sin importar lo que los demás digan. Te dejo con un pensamiento de Goethe que dice: -“Se puede ser feliz sin exigirle a los demás que sean felices con uno”-.
Actívate y haz cosas diferentes, si quieres resultados diferentes en tu vida. Deja de estar stand by now y comienza a estar on line with you (en línea contigo). El País nos necesita a todos, con salud, conectados y dispuestos a contagiar a los demás con una sonrisa. ¿Cómo podremos lograr esto?, sigue leyendo mis próximas entregas y juntos lo descubriremos.

El venezolano: Stand by now (Parte I)

Todos conocemos la frase stand by, como una manera de decir que estamos en pausa o esperando que algo suceda o se active. Yo he utilizado la frase estar stand by now como una manera de explicar lo que le ha estado sucediendo al venezolano. En teorías contenidas en el estudio de la termodinámica es bien sabido que cuando la energía se queda acumula en un sistema cerrado se produce un incremento de presiones que si no se le da movimiento o vías de escape podría estallar y por lo general, el sistema estalla por el lado de la frontera más débil. De esta manera funciona a nivel emocional el estrés en nuestro cuerpo, nuestra mente e incluso nuestro espíritu. El venezolano de hoy se encuentra en una pausa continua que produce una acumulación importante de presiones mejor conocidas como angustias, las cuales generan un estado de estrés muy peligroso. Por ello, he llamado a este estado estar stand by now lo cual fonéticamente ayuda a identificar el cómo estamos. Estamos ahora en pausa porque no podemos programar nuestra vida o darle un sentido de dirección real a lo que hacemos por miles de razones con las cuales ya todos estamos familiarizados, pero que no son el objetivo de este escrito. El objetivo es tener en cuenta la importancia que reviste el darse cuenta del estrés que vivimos para que este no nos lleve a estresarnos más e incluso a enfermarnos. Y tal vez usted se pregunte ¿cómo puede el estrés mismo estresarnos aún más? Y yo le respondo con un simple pero muy real ejemplo. Imagínese que UD está bajo mucha presión en su trabajo, durante una semana pareciera que no pega una y de pronto cae enfermo víctima de una gripe muy fuerte la cual no le presta atención y sigue en su trabajo hasta el punto que debe ser hospitalizado por una bronconeumonía y es cuando decide tomarlo con calma y tratar de descansar en el proceso de su enfermedad, hasta que le traen la cuenta de su estadía en la clínica y el estrés de nuevo aparece. Esto es algo común que nos esta afectando a todos los venezolanos. Sin ir muy lejos, ya el hecho de tener que comprar medicinas para mejorar nuestro estado de salud es una aventura estresante. El estrés es una enfermedad y de esta forma debemos aprender a verla, de lo contrario será difícil poder identificar sus signos y síntomas y más difícil seria tratarla. Este mal del nuevo milenio realmente ha existido toda la vida, con la diferencia que a mayor crecimiento demográfico, tecnológico y mayor expansión geográfica, el estrés aumenta junto con ello. Se debe tener en cuenta que el estrés puede ser positivo o negativo pero el resultado en la manera que se manifiesta en el cuerpo será el mismo, desgastar nuestros mecanismos de defensa y adaptación ante las presiones. Si UD ganara la lotería, de igual manera se estresaría, y aunque pareciera divertido su cuerpo sufrirá de las mismas consecuencias de si UD hubiere perdido mucho dinero en una negociación. La diferencia está en el cómo asumimos cada momento. Algunos de los síntomas del estrés son dolores de cabeza, poca salivación, hipertensión arterial, dificultad respiratoria, acidez gástrica, úlceras gástricas y / o duodenales, rigidez muscular, tics, insomnio, temblores o dolores musculares, pensamiento acelerado o actitud irritable. Por mencionar algunos. El estrés se manifiesta de muchas formas, ya sea con múltiples síntomas al mismo tiempo o con uno solo, como el aumento súbito de la presión arterial o un malhumor presente constantemente, sin ninguna explicación racional o lógica. Esto es de suma importancia. Una vez estudiado al paciente en todos sus aspectos y no encontrar una causa de enfermedad real, se dice por lo general que lo que tiene la persona es estrés o es psicológico, a veces lo tildamos hasta de psiquiátrico sin explicarle al paciente más allá sobre su mal. El miedo natural que las personas tienen a verse con un psiquiatra o psicólogo es porque nosotros mismos, los médicos no le hemos dado la importancia que merece el cuidado de la salud mental o lo dejamos a los loqueros, es decir, los que cuidan locos. Hoy día hemos despertado a una conciencia diferente sobre el tema porque nos hemos dado cuenta de la importancia que reviste el cuidado, la prevención e incluso el tratamiento a tiempo de cualquier problema de conducta, aunque éste sea el estrés. La persona que está estresada es como el pez que no sabe que está en el agua hasta que lo sacas del agua. De igual manera sucede en nuestra vida con situaciones que creemos saber manejar y nos están agobiando al punto de empezar a darnos cuenta de nuestra propia infelicidad. No es sencillo después de pasar tantos años complaciendo a los demás o viviendo la vida de otros el comenzar a vivir nuestra propia vida y buscar nuestra propia congruencia, es decir, buscar nuestra propia felicidad. Esto también genera estrés, así como vivir en el pasado o estar angustiados por lo que vendrá o pasará mañana, lo cual ambas conductas son generadoras de neurosis.
El estrés es parte de nuestra cotidianidad y prácticamente estamos acostumbrados a él como una conducta más en nuestra vida. Esta capacidad de adaptación del ser humano se torna peligrosa y autodestructiva cuando nos acostumbramos a que el enfermarnos es normal: “-tu sabes chamo, toy estresao-“. Peor aún, cuando la violencia, la injusticia, la viveza, la desidia y la falta de conciencia es parte del que hacer diario en nuestro País. Así el cuerpo se enferma y la mente se mina y estanca al igual que un charco contaminado y putrefacto. Los seres humanos tenemos muchas formas para la auto anulación y el estrés es una de ellas, tal vez la más peligrosa por ser la más silente. No esperes a que caigas enferma o enfermo, no sigas achacando tu malhumor al estrés del trabajo o de la casa, no esperemos a caer en el círculo vicioso que genera el estar bajo estrés, tomar antidepresivos, dormir nuestra conciencia y no resolver el problema de fondo. Todos en algún momento de nuestra vida necesitaremos chequear el menú, hacer psicoterapia y por qué no, tomar algunas pastillas, pero médicamente controladas, supervisadas y prescritas, como debe ser.
Una de las acciones más sanas que podemos tomar para relajarnos es el reír y reír a carcajadas, con ganas, disfrutando realmente del momento. La Reader´s Digest no se equivoca al darle a su sección de humor el nombre: “La Risa, remedio infalible”. La risoterapia o humorterapia como muchos la conocen no es más que la manera de darle vías de escape a las presiones y así evitar que la acumulación de fuerzas nos hagan explotar un día. Con la risa obtenemos muchos beneficios como es el masaje interno que nuestros órganos reciben mientras nos reímos, la oxigenación cerebral que nos produce y la relajación vascular y muscular que adquiere nuestro cuerpo, mejorando nuestra circulación, aclarando nuestro pensamiento y produciendo neuroquímicos cerebrales que actúan en el centro del placer. Por todo esto vale la pena reírse mucho y eso es lo que ha salvado a nuestra sociedad de caer en una sociopatía más profunda, el humor venezolano.
Existen muchas formas de lograr conductas relajantes o mejor conocidas como antiestrés y es por ello que les invito a leer, asistir a cursos, charlas, seminarios, o simplemente informarse de qué manera puede UD cambiar su rutina para lograr liberarse de uno de los más grandes males del siglo 21, como lo es y será por un buen tiempo más, el estrés. En mi próxima entrega conversaremos sobre lo que puedes hacer para tener una vida con menos estrés o al menos no permitir que éste le haga daño a su salud.

Cómo Ser Feliz y no morir en el intento...


¿Como podemos aprender a ser felices y no morir en el intento? Es una pregunta tanto interesante como retórica pero muy real y tal vez para algunos un poco cruda. ¿Por qué? Porque es verdad que podemos morir, dejar de existir, perecer, desaparecer, estirar la pata, quedarnos en el sitio, pasar al otro lado y todos los aforismos que se les ocurra, por el solo hecho de intentar buscar nuestra propia felicidad. Verás, la felicidad es una idea, un concepto muy personal que cada ser humano tiene, basado en lo que aprendió que era la felicidad, lo que le dijeron, lo que adquirió con los años en el pasar del tiempo. La felicidad en nuestro camino por la vida ha tomado muchas formas, caras, nombres, escenarios. Para algunos la felicidad significa tener a una mujer u hombre al lado que le ame, para otros la felicidad es tener un trabajo productivo y que le guste, una casa cómoda, tener salud tanto física como mental, estar en paz con Dios (cualquiera que sea la forma en que le concibas), es decir, felicidad tiene muchas formas como humanos existen en el mundo. Si nos vamos a la raíz de la palabra y la desglosamos, etimológicamente hablando, nos encontramos con dos orígenes de la misma palabra, uno griego y otro latino. La palabra felicidad en su origen griego es EUDAIMONÍA, donde EU significa bueno, bien; y DAIMONIA significa espíritu, espiritual. Esto nos lleva a entender que para la Grecia antigua la palabra Eudaimonía significaba alguien que llevaba buen espíritu, buen ánimo, felicidad en su vida. Los griegos podían relacionar la palabra Daimonía con espíritu bueno o maligno. Si era asociada la palabra con algo maligno entonces derivaba el nombre DEMONIO (Daimonia), de lo contrario significaría lo anteriormente expuesto. Ahora bien, esta asociación maligna que se le podía dar a alguien está relacionada directamente con conductas extrañas que no podían ser explicadas por los griegos antiguos por otra forma que no fuera lo místico-religioso. Si alguien reía solo en una esquina sin explicación aparente alguna para los observadores, entonces se le asociaba a conductas malignas por lo que en su lenguaje antiguo esta persona era señalada como endemoniada. Es curioso observar como hoy en día sucede lo mismo, simplemente que le sacamos el demonio a los trastornos mentales. Si UD viera a una persona riendo sola en una esquina de su calle, ¿qué pensaría? Si su respuesta fue: está loco o loca, está drogado o dragada o tal vez, está borracho, entonces su reacción es normal, porque eso es lo que nos viene de primero a la mente al observar una sonrisa de oreja a oreja en alguien que esté solo o sola en un carro, en un banco o en sencillamente en la calle. Pero volvamos de nuevo al origen de la palabra feliz. En latín la palabra FELIX (FELIZ) también puede ser desglosada en su raíz etimológica como FEL que viene de FELLATIO (chupar, mamar) y la desinencia femenina IX, denotando que la palabra tiene un origen femenino. Al unir la raíz con la desinencia se infiere en latín antiguo que la palabra significaba mujer que amamanta, siendo asociada con la conducta de dar, donde la persona que le gusta dar más que recibir era más feliz que las demás. Si observamos a un bebé mientras es amamantado por su madre, tal vez podríamos preguntarnos: ¿Qué momento más feliz puede tener un niño o niña que no sea el momento en que su madre le brinda protección, alimento, seguridad, amor, a través de la lactancia? No es descabellado pensar que ambos orígenes de la palabra felicidad o feliz están relacionados directamente con conductas en el presente que identifican la cercanía o el conflicto ante la felicidad humana. ¿No me crees? Permítame mi querido lector o lectora hacerme eco de un ejemplo que le escuché a un gran amigo psicólogo y maestro en una conferencia, el Lic. Jorge Santacana, cuando invitaba al público a realizar la siguiente prueba: “Vaya UD”, decía, “y elija un banco que se encuentre lleno de gente y métase en la cola, pero eso sí, con cara de estar feliz, con una sonrisa amplia, es más, le invito a que haga la cola cantando y bailando”. Los asistentes a dicha conferencia reían (y yo también) al imaginarse haciendo tal acción mientras Jorge continuaba diciendo: “le aseguro que haciendo esto llegará rapidito a la taquilla, por el simple hecho que la gente que se encuentra delante de UD le dará paso casi inmediatamente mientras escapan un comentario entre dientes que se deja escuchar: dejen pasar al loco ese antes de que le dé una vaina”! Todos estallamos de risa por supuesto ante tan elocuente expresión en un estilo único que solo Santacana tiene. Posteriormente, mientras leía, investigaba, entrevistaba a mis pacientes y juntaba la información que me llevaría a escribir este ensayo sobre el cómo ser feliz y no morir en el intento recordaba ese ejemplo y comprendía a los griegos en la antigüedad. La felicidad con el tiempo ha sido satanizada, endemoniada al punto de generar creencias y programas mentales dedicados a sabotear nuestros momentos más felices. Nunca falta alguien que te escuche reír a carcajadas y exprese: “Ujum, el que mucho se ríe es porque va a llorar después”; generando casi un sentimiento de culpa por haber expresado una de las emociones más sanas y liberadoras del ser humano como lo es la alegría. Es probable que UD no sea una de esas personas, pero le aseguro que en algún momento de su vida se sintió atado, inhibido o indeciso en si expresaba o no su estado de alegría, auténtico y dentro de contexto por supuesto. No podemos entrar en el tema de los que se ríen del dolor ajeno o se alegran del fracaso del otro, eso sería tema para otro ensayo bajo el título: Trastornos antisociales, un mundo de antivalores modernos. Pero existen momentos en nuestra vida donde la felicidad es la protagonista y hemos creado miles de formas de saboteárnosla, llegando al punto de aprender a sentirla a través de estados artificiales que nos brindan las conductas adictivas.


Particularmente pienso que la vida está compuesta de buenos y malos momentos, que la felicidad es la suma de buenos momentos y debemos aprender a propiciar cada vez más buenos momentos para ser más felices. (Concepto que aprendí de mi esposa). Pareciera que la realidad es otra. Pareciera que existimos en un mundo donde los buenos momentos sólo pueden ser comprados o negociados (a un muy alto precio generalmente) y los malos momentos están de moda. Las veces que nos quejamos, amargamos, peleamos o discutimos al día quintuplican a las veces que sonreímos, agradecemos, cedemos o transamos en un ganar – ganar. Es familiar utilizar o escuchar aforismos como “para ser alguien en la vida hay que trabajar muy duro”, o “es mejor malo conocido que bueno por conocer”, peor aún “para ser feliz hay que sufrir mucho primero”. Cuánto tiempo pasará antes de descubrir que la felicidad no está afuera sino dentro de nosotros. Lo hemos leído incluso en Internet, en cuentos infantiles, en pensamientos enmarcados en la pared de alguna oficina o consultorio médico y aún así seguimos buscando la felicidad en una pareja, en un negocio, en un día de sol, en vacaciones, en una noche de rumba, en un trago, en una aspirada, en el poder comprar el último equipo electrónico de moda o simplemente en la soledad. Pareciera que tendremos que sufrir realmente para poder descubrir a la felicidad. Pero la felicidad es una decisión, es un estado mental, es una elección personal diaria al abrir nuestros ojos en la mañana. ¿Y entonces? ¿Sufrimos para ser felices? O ¿Somos felices para dejar de sufrir? Cualquiera que sea tu decisión recuerda siempre que será TÚ decisión y de nadie más.
Para ser feliz hay que ser libres, para ser libres hay que ser responsables.

Bernard Shaw dijo una vez: “Libertad conlleva responsabilidad, por eso no todo el mundo la persigue”. Leyendo el libro de Burke Hedges: UD Corp!, aprendí que la felicidad también conlleva responsabilidad porque la felicidad es libre. Cuando asumimos nuestras responsabilidades en la vida, somos libres y al sentirnos libres comenzamos a darnos el permiso de ser felices. Mientras seamos presos de nuestros miedos (miedo a perder la pareja, miedo a perder el trabajo, miedo a ser rechazado, miedo a la muerte, miedo a la vida), mientras continuemos presos de nuestras limitaciones, miedos y programas mentales basura, entonces será difícil descubrir lo que podemos hacer para ser felices.


Existe una enfermedad médica que genera el nacimiento de niños cuyo sistema nervioso central no registra el dolor de la periferia, es decir, del resto del cuerpo. Estos niños deben crecer con cuidados especiales porque al no tener la capacidad de sentir dolor en su cuerpo, no saben si se han hecho daño en un tejido, por lo que caminar descalzo puede ser tan peligroso como una caída que genere un golpe en la cabeza: sencillamente no lo va a sentir, por lo que no va a expresar llanto, lo que conlleva a que los tejidos sigan sufriendo daño y al querer intervenir médicamente (ya sea porque la madre ve un sangramiento o los tejidos golpeados se ulceran e infectan) puede ser muy tarde. La sobrevida de estos pacientes es muy corta, no llegan a la edad adulta en su mayoría. Imagina que vida llevaría ese niño si no puede jugar, correr, batear la pelota o bañarse en una piscina. Pues esto lo comento para llamar tu atención de la importancia que tiene el dolor en nuestra vida. El dolor nos recuerda que estamos vivos y nos lleva a tiempo a chequear si algo no anda bien en nuestro cuerpo. Es un sistema de protección y alerta que nos mantiene informados de nuestro estado de bienestar o malestar. El sentir dolor, sea físico o emocional, sea causado por una fractura o por una ruptura de una relación amorosa, es una forma de poder tener el punto de referencia de lo que significa estar sanos o felices. El dolor cumple con la función de recordarnos que estamos vivos, que funcionábamos bien, que estábamos sanos, que amábamos o éramos amados de una manera especial, aunque sólo lo sepamos o demos cuenta justo cuando aparece el dolor. Muchas veces hemos sido felices en nuestra vida y no lo sabíamos. Hay momentos en que pareciera que el ser humano necesitara buscar el dolor para poder convencerse de que es feliz y esa conducta nos ha llevado a generar algo que debería quedar en las tablas del teatro y no debería ser parte tan fundamental de nuestra vida de relación, como lo es el drama. Personalmente pienso y lo digo con respeto y mucha responsabilidad, que el venezolano tiene un gen dramático en su mapa genético. El gen dramático del venezolano ha generado millones de momentos de infelicidad, por el simple y llano hecho de que “necesitamos llorar, sufrir, fracasar para poder justificar el esfuerzo de vivir”. Debemos tener mucho cuidado con esto porque no hay nada más alejado de la asertividad que el drama. Un ser triste, deprimido, lloroso en una casa es un imán para todo el que llega, quien sin perder más tiempo abraza y en voz de sufrimiento pregunta ¿Qué pasó? ¿Qué tienes? ¿Necesitas algo? ¡Cuéntamelo todo! Y ya son dos los que sufren y lloran con la historia desdichada del que triste busca consuelo en el llanto y el dolor de la otra persona. Si a esta escena le sumamos el guión de nuestras novelas, creo que ya se pueden imaginar la historia. Con todo y que tengo un tío actor de telenovelas, a quien admiro, respeto y quiero profundamente, debo hacer un llamado de atención a los guionistas porque ¡el drama es una cosa como género literario y el absurdo es otra! Recién escuchaba en entrevista de televisión que le hacían a uno de los escritores de telenovelas más conocidos de nuestro País, cómo debe ser el guión de las historias de amor en este lado del continente, donde dos seres que se enamoran deben sortear los más terribles obstáculos para poder estar juntos y así saborear el triunfo de su unión y darle valor a la relación cuando al final puedan lograr ser felices. Con el gran respeto que le tengo a dicho escritor, por infinidad de razones tanto profesionales como de su trayectoria, debo discrepar de dicha idea que, si bien es cierto, es parte de nuestra literatura universal (léase Romeo y Julieta de Shakespeare) también lo es el hecho de que no podemos seguir escribiendo guiones que alimenten de drama a un País que necesita educación, orientación, desarrollo, crecimiento, evolución. Sabemos que el sufrimiento humano es uno de los motivadores más potentes tanto para hacer el mal como para hacer el bien, pero no podemos pretender construir el éxito sobre las bases del dolor y la infelicidad, la frustración o el sufrimiento. Las telenovelas manejan un guión que lleva más de 30 años siendo el mismo en su base: amor, engaño, mentira, traición, poder, asesinatos, misterio, infidelidad, envidia, odio, dolor, injusticia y pare de contar. ¿Se imagina UD que el drama que viven los protagonistas de nuestras telenovelas tuviéramos que vivirlo nosotros en la vida real? Habría suicidios masivos semanales, los índices de homicidios serían comparables con el de las grandes metrópolis del mundo, la automedicación de psicofármacos haría millonaria a las farmacias y laboratorios y las conductas adictivas serían fisiológicas y socialmente aceptadas. Pero esto no sucede así. La realidad es otra. Sí existe drama en las relaciones de pareja, pero también existe asertividad algunas veces, momentos románticos, rupturas que generan una experiencia más en nuestro haber y la psicoterapia de parejas devela la psicodinamia que vivimos diariamente respecto al tema y les puedo decir que no es tan oscura, retorcida o maquiavélica como lo vemos a diario en la dramática ficción de nuestras telenovelas. No quiero hacerles una guerra, quiero llamar la atención a incluir en ellas discusiones útiles entre los personajes, donde se hable de aborto, del amor sano, de la familia unida, de la felicidad como un derecho, de la posibilidad de una justicia social sana; donde se hable de homosexualidad sin juicios, de las visiones de las diferentes religiones ante el tema del sexo prematrimonial o del embarazo en las adolescentes. No estoy en contra de la telenovela, solo pido incluir una visión del mundo más positiva. Lo que pasa es que lo que vende es sexo, violencia, sufrimiento y muerte. ¡Ojo, vende porque así nos lo enseñó la historia, no porque así seamos! La felicidad es posible cuando comenzamos a cambiar nuestro propio guión de vida. Al elegir ser felices le damos cabida a la sonrisa diaria, a estar más relajados, a asumir nuestros escenarios con mayor entereza y asertividad y comunicarnos de manera más sana con nuestra familia, compañeros de trabajo, del colegio, de la vida. Como bien dijo Goethe: “Se puede ser feliz sin exigirle a los demás que estén de acuerdo con uno”.


¿Cómo lograrlo?

Ahora bien, cómo podemos ser felices y no morir en el intento. Es una tarea de constancia y firmeza. Como dijo un gran amigo y colega, el Dr. Gerardo Rodríguez, mientras compartíamos escenario en una conferencia sobre el Alzheimer: “El mundo no es de los que se levantan temprano, es de los que se levantan felices”. Esa frase se grabó en mí por dos razones: la primera, porque me cuesta levantarme temprano, aún y cuando tenga que hacerlo, siempre ha sido así, lo que generaba en mí preocupación y culpa al no cumplir con horarios o no llegar a tiempo a alguna cita, pero luego que escuché esa frase me sentí tranquilo porque la segunda razón es que, el día te cambia cuando lo comienzas con una sonrisa y trabajas para mantenerla todo el día en tu rostro. Eso hago yo a diario, sonreír al levantarme y dar gracias a Dios por tener la oportunidad de hacerlo mejor que ayer o al menos diferente. Confieso que hay días en que alguna emoción destructiva intenta socavar mi sonrisa, pero somos humanos y eso es lo que nos hace triunfadores por naturaleza. Sin embargo, hoy en día como profesional he aprendido a levantarme temprano sonriendo, ¡tremenda combinación!

Felicidad y autoestima.

Una forma de comenzar a abrirnos a la felicidad es revisando nuestro autoconcepto. La autoestima juega un papel fundamental en nuestro estado de ánimo. Recuerda que a la primera persona que insultas cuando algo te sale mal es a ti mismo o a ti misma. Por lo tanto, debemos reprogramar lo que pensamos que somos porque somos mucho más que eso. Todo lo que crees que eres no es válido si no le juntas lo que crees que no eres. Sí, como lo dije, lo que crees que NO eres. Porque tú eres un ser único, valioso, exitoso, irrepetible, con grandes potencialidades y múltiples talentos con un solo fin: ser feliz. Aunque creas que eso NO lo eres. Necesitamos aumentar nuestra autoestima, ella nos protegerá de momentos innecesarios. Recuerda que, si piensas que no vales, la gente que se acerqué a ti, te tratará como alguien que no vale nada. Si piensas que no puedes, no te elegirán para hacer algo. La forma como hablamos, como nos vestimos, nuestra higiene personal, nuestro medio ambiente, nuestra expresión facial, todo conforma parte de y expresa nuestra autoestima. No podemos pretender que nuestros niños salgan de su pobreza mental mientras su medio ambiente está deteriorado, lleno de frustración, rabia, malos olores y humores. No podemos hacer que un País evolucione, crezca y se desarrolle si somos nosotros mismos quienes hablamos mal de nosotros mismos y nuestro propio País. Debemos cambiar la manera de vernos al espejo y cuando la imagen del espejo sea tu amiga, entonces habrás conocido a la persona más importante del mundo: TÚ mismo (a). Los conceptos actuales de belleza nos han creado una imagen estereotipada sumamente peligrosa: mujeres delgadas a punto de anoréxia, hombres musculosos intoxicados con esteroides o creencias inútiles sobre el amor y la felicidad en pareja, esclavos y esclavas de cirugías cosméticas, cremas, inyecciones y otras conductas adictivas a una belleza pasajera e irreal. No estoy en contra del mejoramiento físico por salud, pero debemos aprender a aceptar a nuestro cuerpo como es, con sus rollitos o estrías, su celulitis o arrugas y luego podremos cambiar lo que queramos de el. Está demostrado que los pacientes que se someten a cirugías estéticas se recuperan más rápido y sus células aceptan los nuevos implantes o tejidos, si han sido sometidos a psicoterapia antes de la cirugía para un proceso de integración de su cuerpo a su autoestima. Sugiero que te pares frente al espejo desnudo o desnuda y repitas la siguiente frase: “Yo me amo, me apruebo y me acepto”. Lo que pienses después, lo que sientas o sea cual sea tu reacción te dirá si estás o no en conflicto con tu propia imagen corporal. Allí comienza el insight, el darse cuenta de cómo me siento respecto a mi mismo. Esa es una buena forma de empezar porque una vez que te aceptas tal como eres serás más feliz que los demás y la gente feliz le dá más ganas de hacer ejercicio, comer sano y por qué no, hacer esos toques correctivos que quieras realizar sin la ansiedad que genera la conducta adictiva de necesitar ser perfecto o perfecta. Amén de las personas cuyo cuerpo o imagen es su herramienta de trabajo, sin que esto justifique ser infelices por querer vernos bien. (Artistas, modelos, cantantes, entre otros). Se puede ser feliz y lucir sano, limpio y sensual.


Sonría, en algún momento reirá.

Otra manera de ser feliz y no morir en el intento es practicando la felicidad. Sonríe, aunque no te lo creas, sonríe por al menos 5 minutos y verás como los músculos de tu cara se relajarán y comenzarás a sentirte mejor hasta el punto que tu sonrisa tal vez se convierta a carcajada. El humor, la humorterapia o la risoterapia como la llamó Menahem Belilty, humorista y risoterapeuta venezolano, es un ingrediente vital en nuestro día a día. Reír a diario, al menos durante 5 minutos, genera los mismo beneficios mentales de bienestar que hacer 45 minutos de yoga o ejercicio físico. Así de poderosa es la risa. Así de necesario es el reír. Muchos se preguntarán: ¿Reír por reír, así no más? Te invito a que revises los miles de bendiciones que tienes en tu vida y estoy seguro que encontrarás motivos para reír a diario y ser agradecido (a). El simple hecho de estar vivos hoy ya es motivo suficiente de celebración. Pero se nos olvida que estamos vivos, entonces necesitamos tener accidentes, intoxicarnos, sufrir al punto de sentir que la vida se nos va y el corazón se detiene hasta lograr morir sólo para recordarles a los demás que estábamos vivos. ¡Ves cómo se puede morir en el intento de ser feliz? Decidiendo sobrevivir a y no vivir la maravillosa vida que nos ha tocado tener.

La puerta a la felicidad.

Hace muchos años aprendí un concepto muy sencillo de perdonar que reza así: “Perdonar es recordar sin dolor”. La puerta de entrada al camino de la felicidad es el perdón. Primero el perdón hacia nosotros mismos, por haber permitido todo lo que hemos permitido que nos haga daño en la vida y segundo porque de esa forma soltamos las cadenas de resentimiento, rencor y odio que nos tienen atados a aquellos que no queremos perdonarles. No existe forma más segura de obtener un cáncer que no sea permanecer resentidos y sin cerrar ciclos de vida o asuntos pendientes no resueltos. Los seres humanos aprendimos que el antítesis del amor era el odio. Hace un año fui invitado a Colombia a realizar una gira en diferentes ciudades para hablar de temas gerenciales orientados a las ventas exitosas. Allí conocí a muchas personas interesantes y nutritivas. Una de esas personas, lo conocí en Armenia, ciudad que vivió el terror de uno de los desastres naturales más mencionados en la historia moderna, el terremoto que hizo desaparecer la mitad de la ciudad y afecto a todo el eje cafetero. Mi amigo Darío ha sido una de las personas más positivas que he conocido y fue él quien me regaló una serie de audioconferencias de Camilo Cruz en CD. Yo ya conocía a Camilo por sus libros y conferencias y aprendí a respetarlo y admirarlo por su extraordinaria capacidad de comunicación. Camilo Cruz, en una de sus audioconferencias, mencionaba que el antítesis del amor no era el odio. El antítesis del amor es el miedo. Detuve el CD presionando Stop y me puse a reflexionar sobre aquella frase. ¡Es cierto! Cuando actuamos desde el miedo actuamos con rabia, frustración, impulsividad, atropello. El miedo a perder algo o a alguien nos convierte en seres viles y amargados. Una de las formas terapéuticas de sanación más complejas y efectivas que he conocido es aprender a soltar todo aquello que tememos perder en el vida. Cuando digo soltar no significa abandonar o dejar a un lado a alguien, o renunciar a un trabajo ni mucho menos mudarse de ciudad o País. Cuando digo que hay que aprender a soltar es dejar de darle tanta energía, tantas horas de pensamiento estéril sobre algún asunto conflictivo en nuestra vida. Si temes perder a tu pareja, díselo. Convérselo y chequea que tus miedos no sean más imaginarios que reales. Si temes perder el trabajo, chequea cómo puedes mejorarlo y superarte a ti mismo y deja que el tiempo pase y sea juez de tu rendimiento. Si temes perder la salud, pregúntate a ti mismo o a ti misma si estás haciendo todo lo que hay que hacer para mantenerse saludable. La mayoría de los miedos son imaginarios, productos del cansancio y la soledad (como reza la Desiderata, escrito antiguo anónimo que data del año 1600 D.C.). ¡Los miedos imaginarios son los que llevan a terapia! La mayoría del tiempo que paso en mi consultorio es dedicado a reprogramas creencias (en su mayoría miedos imaginarios) que conllevan a tener percepciones equivocadas de las cosas. La rabia, los miedos y la culpa (el mejor invento de los padres, la política y la religión para poder controlar) son parte de la basura mental con la que pretendemos vivir y debemos tener cuidado porque la basura cuando se acumula se pudre y así se pudre el ser humano, se enferma y se muere sin darse cuenta que en lo más profundo del sótano de su mente se gestaba el embrión de sus males: el miedo a ser feliz. Porque “hierba mala nunca muere”, “la gente feliz se muere joven”, no hay mal que por bien no venga”, “se sufre pero se goza”, “el que no llora no mama”, entre tantos otros pensamientos que alimentan nuestra capacidad de ser infelices. Reconciliarnos con nuestra propia naturaleza humana es fundamental para comenzar a dibujar una sonrisa diaria en nuestro hermoso rostro. El perdón es la puerta de entrada al camino de la felicidad.

Felicidad: ¿Idea o experiencia?

¿Cuál es tu concepto o idea de felicidad? ¿Qué es lo que más quisieras tener en el mundo entero en este momento? Si pudiera otorgarte de forma mágica lo que más quisieras tener en tu vida, ¿qué sería? Amor, salud, dinero, paz, tranquilidad, alegría, pareja, bienestar, son algunas de las respuestas que la gente da cuando en mis conferencias o cursos hago esta pregunta. Lo sorprendente, como lo dijo Vishvananda Ishaya en Caracas al escucharlo por primera vez en una conferencia, es que la idea de felicidad puede ser distinta de una persona a otra, pero la experiencia es la misma. La idea de paz puede ser diferente de una ser a otro pero la experiencia es la misma. La idea de Dios puede diferir de una religión a otra y sin embargo la “experiencia de sentir a Dios es relatada igual por los diferentes fieles de las diferentes religiones” y aún así existen naciones enteras que entran en guerra por la idea que cada uno tiene de Dios, de poder, de paz. Son las ideas las que nos hacen entrar en conflicto con otros seres pero al final es solo eso, una idea, un concepto formado por palabras que ocupan un espacio mental. Les damos tanto poder y fuerza a esas ideas que al encontrarnos a otros seres con ideas diferentes comenzamos a discutir hasta llegar a pelear o lo que es peor, a matar por una idea o ideal. ¿No es lo mismo? Lo triste es que si escucháramos la “experiencia” que cada uno tiene vivida de la idea, tal vez encontremos más similitudes que diferencias. Tal y como ejemplificaba Vishvananda en su conferencia, imagina a dos ciegos, cada uno con una idea sobre el color de la grama. Uno dice que es suave y aterciopelada, que a veces raspa y tiene un olor característico, eso es el color verde para él. El otro ciego dice que es abundante, corta y huele a tierra húmeda al amanecer y a picadura de mosquitos al anochecer, eso es verde grama. Cada uno puede pasar horas discutiendo como es su “idea” del verde o la grama, pero la sensación fisiológica, la percepción y la experiencia es la misma cuando ambos se tiran en la grama en un día de picnic. Si hablaran de la experiencia, de lo que sienten se darían cuenta de cuán similares son las sensaciones. No podemos seguir peleando por la idea de felicidad de cada quien. Para unos la felicidad es que todos en su familia tengan salud, para otros es estar solvente económicamente, para otros es vivir tranquilos con lo justo y que nada falte, para otros es tener un yate y varias corporaciones. No importa cual es la idea de felicidad, lo importante es cómo la siente cada uno y allí hay un gran terreno de coincidencias que nos une y tal vez nos dé la oportunidad de conseguir en conjunto más felicidad, mejorando así nuestra calidad de vida. Si respetamos las ideas y conversamos sobre las experiencias, tendríamos un mundo más evolucionado, una sociedad más avanzada y un futuro más sano asegurado. ¿Recuerdas cuál fue tu respuesta a lo que más deseas en el mundo? ¿Estás haciendo todo lo que hay que hacer para obtenerlo? Y, ¿no es lo que más deseas? Cuando las cosas salgan mal, cuando discutas con alguien o te encuentres en el medio de un conflicto (de pareja, familiar, laboral, etc), no señales, acuses o juzgues a los demás. Pregúntate a ti mismo (a), ¿qué estoy haciendo yo para generar, alimentar o mantener el conflicto? Si cambias el tú por el yo en una discusión verás como se puede pelear sin tanto drama. Comienza siempre hablando de ti, de lo que sientes (recuerda que lo que piensas es solo una idea, nada más) y de lo que quisieras que mejorara y estás dispuesto (a) a hacer para mejorar la relación. Aceptar nuestros errores es una manera de comprobarnos a nosotros mismos que estamos sanos mentalmente. La persona que no tiene capacidad de introspección, de reconocer sus propias fallas, es alguien con un trastorno que amerita psicoterapia. Errar es de humanos y reconocer nuestros errores y corregirlos es de gente sana. No existe una verdad absoluta. Particularmente pienso que todos tenemos un pedacito muy pequeño de verdad y a medida que nos unimos vamos creando una verdad universal más grande y poderosa, una verdad que nos revela la esencia de nuestra existencia, el objetivo mismo del por qué vivimos: ser felices.

"Es preciso creer en la posibilidad de la dicha para ser feliz."
-León Tolstoi.


A continuación quiero dejarte algunos tips o ideas para que puedas hoy mismo comenzar a transitar el camino de la felicidad:

-Sal de la ignorancia emocional a través de tu crecimiento personal.
-Asiste a cursos, seminarios, conferencias, charlas; escucha programas de televisión, radio; lee artículos, revistas, libros o prensa; todo que hable acerca del desarrollo humano, inteligencia emocional, conductas de éxito, etc.
-Genera un nuevo autoconcepto, recuérdate a ti mismo (a) que eres un ser maravilloso, único e irrepetible.
-Sé amable contigo mismo(a).
-Ríe a diario y cuando no tengas ganas de reír: ¡sonríe!
-Reconcíliate con el éxito: Tienes derecho a estar en este planeta. Mereces ser feliz.
-Reconcíliate contigo mismo (a): perdonar es la puerta de entrada a la felicidad.
-Responsabilízate por todo lo que hagas, digas, sientas y pienses.
-Comparte tu felicidad con otros seres a tu alrededor, incluso con los que no quieren ser felices.


-Recuerda que una sonrisa o un buen chiste: ¡son gratis!
-La vida es muy corta, el drama la acorta y la salud no lo soporta.
-Tú felicidad: quieres que sea ¿una idea o una vida de experiencias?
-Ten siempre un proyecto de vida activo. No importa el camino, lo importante es saber a dónde vas. Destino: ¡Felicidad!

Ahora soy más feliz que hace un momento atrás, al haber escrito un poco de lo que tal vez te pueda ayudar a comenzar la búsqueda de tu felicidad, si no es que ya estás en el camino. Como bien finaliza la Desiderata: “…aún y en la eterna confusión de la vida, Ten Cuidado, esfuérzate por SER FELÍZ.