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Los padres de hoy


Mucho se ha dicho sobre la parentalidad responsable. Incluso mucho se ha escrito sobre los padres de hoy. Pero, ¿qué es ser un papá? No podemos definir la paternidad como el hecho de dar la esperma con el 50% del contenido genético que tendrá nuestro hijo o hija. Tampoco podemos asumir que ser papá obedece a una época o cultura específica. Los conceptos de paternidad han cambiado con los años porque la mujer así lo ha definido. Como lo leen. Las mujeres marcan pauta en el rol de padre. Esto tal vez suena algo machista pero permítanme explicarles mejor.

        En una relación de pareja, asumiendo que así sería lo más lógico que empiece el ejercicio de la parentalidad, la forma en que se comparten las responsabilidades se basan en la comunicación que tengan los integrantes de la relación. Si la mujer permite que el hombre haga poco por los quehaceres del hogar, entonces así será la forma que se relacionan con los roles de responsabilidad. Nosotros hemos aprendido pero nos falta mucho para evolucionar, imagino que por eso es que dicen que en la próxima vida volveremos como mujeres. El asunto es que nosotros los hombres repetimos patrones observados como lo visto en las conductas de papá. La relación de nuestros padres define mucho nuestro concepto inicial de lo que significa ser pareja. La vida familiar propone las pautas de trato, amabilidad, comunicación, manejo de problemas, entre otros, que nosotros repetiremos en nuestro propio hogar. En estos días leía a un gran amigo a quien mucho admiro, Amancio Ojeda, quien hacía reflexiones en su artículo sobre el rol de la paternidad actual y de cómo obtenemos de nuestro hogar primario las guías iniciales de cómo comportarnos en familia. Así tenemos que muchos padres poco participan en la crianza de sus hijos: no cambian pañales, no juegan mucho con ellos, no los acarician tampoco, no los bañan; todo esto correspondiente al rol materno, pues así lo aprendieron en casa, lo reforzó la sociedad y terminó eligiendo a una mujer que permisa la continuación de esa conducta que pudiéramos tildar de machista. Pero hace varias décadas atrás esta era la conducta natural, nunca señalada y es más, aupada por las suegras muchas veces. No se imaginan cuántas veces en mi consulta he escuchado como la madre de mi paciente ante su confesión de que su marido le fue infiel les recomiendan “aguantarlo porque no es un mal hombre y proveedor”. Así como lo leen. El asunto está en que a la luz de la ciencia y los grandes avances tecnológicos y académicos que hemos tenido, hoy por hoy, podemos definir al rol paterno como algo más que el proveedor del semen, total, existen banco de semen donde cualquier mujer puede embarazarse sin la necesidad de una pareja, aunque esto sea tema para otro artículo.
El rol actual de la paternidad exige hombres sensibles. Los primeros años de vida son fundamentales en el desarrollo de su hijo. La presencia de un padre cariñoso, amoroso, protector, guía y esposo es parte vital de ese sano desarrollo de su hijo. El abandono paterno genera cicatrices emocionales incurables. Así como lo escribí: “incurables”. Las marcas que dejan los padres ausentes generan hijos con serios problemas de relación emocional y social, por describir lo menos. De igual manera los llamados ausentes presentes, que son los padres que están en casa pero no les paran a los hijos, siempre entre el cansancio del trabajo, el periódico o la TV, los evaden y es como si no estuvieran. Esto es peor aún para el hijo porque no puede explicar el por qué su papá, que está en casa, no lo atiende o responde. Siempre recuerdo las palabras de mi abuela Carmen (QEPD) cuando decía: “padre es el que cría”. Y así es! Los hijos requieren del tacto, cariño físico y verbal del padre, así como ver a mamá y papá teniendo un trato amable y amoroso, esto refuerza la autoestima y el sistema inmunológico. Una familia funcional se basa en comunicación y afecto expresado. Es menester expresarnos afecto frente a los hijos, enseñarles a comunicarse dejándolos que expresen sus emociones sin reprimirlos sino educarlos. Es mejor orientar que regañar, educar que reprimir. Si bien es cierto que los límites útiles son importantes y deben ser otorgados por ambos padres como un solo bloque, con congruencia, también es cierto que ambos deben brindar momentos de afecto, cariño y compartir divertido.

       Los padres de hoy compartimos el reto de aprender a manejar una paciencia amorosa, autoridad y afecto como una combinación magistral para el buen trato con los hijos, así como obligarnos a buscar el tiempo para compartir con ellos, jugar, hablar, reír, besar, abrazar, así como orientar y educar ante una conducta inadecuada. Existe mucha información hoy día sobre cómo ser un padre responsable, respetuoso, afectivo, amable, etc. Obtenerla o no es responsabilidad personal de cada quien, lo importante es que ya no podrás decir “a mi no me lo dijeron” o “yo no sabía”.