Lista de páginas

Sin agua, sin luz, sin ganas...

Es evidente que nuestra realidad actual pareciera cada vez ser peor. Racionamientos de agua, electricidad y de ganas. Desmotivados andamos por un futuro incierto que genera los más peligrosos miedos imaginarios. Por no tener cultura de prevención, vivimos la actual debacle de nuestra sociedad. La decadencia de valores es innegable, la ineptitud de las autoridades es incuestionable, la mediocridad cabalga libre por las calles y la desesperanza aprendida es la nueva cultura del venezolano. Sin embargo, parados en este plano de oscuridad y negativismo tenemos dos opciones: sucumbir ante el desastre o plantar firme nuestros pies sobre la tierra, respirar profundo y buscar la luz, no afuera de nosotros, sino dentro. Entre tanto desatino podemos encontrar oportunidades para crecer, para producir, para recuperar la esperanza. No podemos esperar que alguien externo a nosotros haga algo por nosotros. Yo soy el responsable de mi vida. Me quedo o me voy. Pero si me quedo no puedo seguir quejándome, bromeando o sobreviviendo a mi presente. Debemos aprender a vivir aquí y ahora y hacer nuestro mayor esfuerzo por iluminar la oscuridad. Hagamos con las cosas lo que la luz hace con ellas, dijo Gullevic. Pues yo les digo: hagamos con el miedo lo que el valor hace con el! No puedo tener valor si no estoy convencido de que mis acciones tendrán resonancia en otros. Yo estoy convencido de esa resonancia. La veo a diario en mis pacientes, en los asistentes a mis cursos o conferencias. Sé que podemos ser mejores de lo que somos, solo que no sabemos por donde comenzar. Pues yo te digo hoy que ya hemos comenzado. Levanta tu ánimo en las mañanas y frente al espejo recuerdate que tienes motivos para ser mejor: tu pareja, un hijo, tus sueños, proyectos o ideales. Cuando en la mañana me levanto con la sensación inequívoca de una ansiedad que aprieta mi pecho al permitir que me inunden pensamientos de preocupación sobre el dinero, la devaluación, el gobierno, mi trabajo.... Cargo a mi hijo y lo primero que él me da es una sonrisa de oreja a oreja que hace que se disipe toda angustia. Lo sostengo en mis brazos y siento la calma que me da su fuerza, la razón de ser mejor. He decidido no tener deudas con mi hijo. Cuando me pregunte mañana si hice algo por el hoy, podré decirle que sí y contarle sobre mis escritos, mis conferencias, mi mensaje, mis blogs. Mientras tanto disfruto como mi hijo cada mañana despierta con una hermosa sonrisa, dándome el valor de ser mejor cada día para proponer un mejor País. Mi hijo solo tiene 3 meses y medio. Yo tengo 34 años. Tengo toda una vida para creer que SI es posible tener un mejor País. Por mi esposa. Por él. Por mí. Porque lo merecemos. Por mi familia. Por mis pacientes. Por nuestra sociedad. No importa cuán perdidos estemos. Lo que importa es estar vivos. Lo demás son ganas, voluntad, esfuerzo y la creencia de lograr la diferencia.
Ayer no había agua, hoy no hay luz, a veces no hay gas, no he podido pagar todas mis deudas, y tengo todos los motivos para estresarme y amargarme. Pero he decidido no hacerlo, no deprimirme, no permitir que la oscuridad gane la batalla. Creo en el poder de uno. Solo espero que tú tambien lo creas.