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Un escrito sobre NADA.

Divagando en las entrañas de mi mente, buscando en los sótanos de mi pensamiento, donde todo surge, todo existe y nada es imposible, allí te encontré. Te descubrí inquieta, con el rostro de la angustia a flor de piel, con las manos apretadas y la mirada perdida, casi loca. Eres tan poderosa y necesaria como la respiración. Entenderte no es sencillo y vivirte es mucho peor, pero que útil y necesaria eres para el equilibrio existencial. Un jarrón es un jarrón porque su centro está vacío, cumple su función para lo que fué creado porque en su interior existe nada. Nada. Tanto miedo que generas en el ser humano cuando cobras vida. No sentir nada. No tener nada que decir, no pensar en nada, sentirse vacío y estar flotando en la nada. Pero no eres tan mala. La nada es vital para nuestra ecuación evolutiva. A veces, es importante aprender a decir nada. Hay momentos en la vida en que necesitamos darnos el permiso de hacer nada o simplemente alegrarnos porque no sentimos nada más. Tu ausencia funciona a la perfección cuando sentimos dolor (físico o emocional) porque el dolor nos recuerda que estamos vivos. Cuando la nada aparece, angustiada, como la mía, es porque no le hemos permitido actuar en nuestra vida. Tengo mucho que hacer, que pensar, que sentir, que vivir, que experimentar. Pero cuánta falta me hace la nada. Quiero aprender a seguir el ejemplo de Cristopher Robbins y Winnie De Pooh, cuando el primero le dice al segundo: "Hagamos nada". Pooh le pregunta: "¿Cómo es hacer nada? y éste le responde: "Nada". "Sentémonos a hacer nada". ¡Cuánta falta me hace sentarme a hacer nada! Allí, en la nada, radica el poder del pensamiento creativo. D. Chopra nos dice, en su libro las 7 leyes espirituales del éxito que, el espacio de la potencialidad pura (poder creativo del pensamiento), se encuentra entre un pensamiento y otro. Mientras Chopra lo practica, yo mejor comienzo a practicar lo que mi querido amigo Pooh ya hace: luego de escribir este artículo voy a hacer nada. Tómate un momento para hacer nada y disfruta la experiencia. Como técnica antiestrés funciona de mil maravillas. Hace falta desconectarse en algún momento, recargar las baterías, oxigenar la existencia y, a veces, la "nada" ayuda. Atrévete a vivir la experiencia, tómate unos 15 minutos al dia y no hagas NADA. Luego me cuentas! Me encantaría leerte!