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Dr. Luis Ernesto Núñez Núñez. Ejemplo de Vida.

Hoy al cumplir un mes de tu partida escribimos estas líneas para expresar con ellas tu inmensa fortaleza y ejemplo de vida al mundo. Hace 36 años egresaba de la ilustre Universidad de Carabobo (8va Promoción de Médicos Cirujanos “Dr. Luis Enrique Torres Agudo”) un destacado estudiante de medicina, cuya vida sería ejemplo para muchos. En 1971, el Dr. Luís Ernesto Núñez Núñez recibe el título que lo llevaría a entregarse en cuerpo y alma a la medicina y a consagrar su vida con tanta mística a ésta ingrata pero humanitaria carrera. Su pasantía de médico rural la realizó en Mariara, donde rápidamente se hizo notar como un ser con cualidades extraordinarias de sensibilidad humana y exquisita ciencia. Allí recibió desde naranjas hasta gallinas como agradecimiento de sus pacientes; abrió una cuenta a su nombre en una farmacia cercana al ambulatorio, donde al finalizar la jornada cancelaba de su dinero las medicinas que indicaba a sus pacientes. Su amor por su carrera creció en la medida del amor que recibía de todos aquellos que pasaron por sus manos. Realizó diversos trabajos de investigación en el Centro Médico Integral de la Universidad de Carabobo, entre ellos un trabajo sobre mortalidad infantil realizado en el municipio Guacara, uno de sus primeros contactos con su próxima especialidad: la pediatría. El doctor Núñez realizó estudios de postgrado en México, donde fue calificado como uno de los más adelantados estudiantes del postgrado. Su especialidad en “Pediatría sobre nutrición, crecimiento y desarrollo del niño” despertó en él la necesidad de rescatar a tan vital parte de la población. Su incansable labor médica lo dio a conocer en la Sociedad Venezolana de Pediatría y Puericultura, así como en la Sociedad de Neumonología pediátrica. Participó en el segundo “Simposium Hispano-americano de Toxicología”. Al mismo tiempo realizó el curso Medio de salud pública en su alma mater, curso que le daría la oportunidad de ingresar al área de salud pública donde mucho había que hacer. Tuvo una inmensa labor pública frente al Instituto Nacional de Nutrición (INN) donde dejó una huella inolvidable por su humildad y profesionalismo. Actualmente aún lo recuerdan y mencionan como el mejor y más humano director que el Instituto haya tenido. Allí, en el INN, estableció programas de sustitución alimentaria, programas nutricionales de beneficio popular, plan familiar alimenticio, entre otros. En aquella época, con el Dr. Núñez frente al INN, en los años 80´s, se atendieron más de 4.000 niños diarios en el comedor popular. Se logró atender a más de 2.000 familias de bajos ingresos con el programa PROALIFAM. Inauguró un comedor popular en puerto cabello. Se repartieron latas de leche a la población y por si fuera poco inauguró la actual cede del Instituto Nacional de Nutrición, todo esto bajo su dirección. Entre sus cursos dictados, brillantes ponencias, su consulta y su preocupación por una población infantil más saludable pasaron los días de profesional joven y dinámico, tal y como la prensa de entonces lo reseñaba. Destacado deportista, perteneció al Club de los Criollos de Softball y el Béisbol era una de sus pasiones. Un fino guitarrista y la mejor voz de la familia. Grato conversador, hijo devoto y luego esposo y padre de una bella familia. Su esposa Elsa, y sus tres Hijos, Marinelsa, Luis Ernesto y Luis Fernando, son reflejo de valiosos valores familiares, recuerdos inolvidables y canciones de serenata.
Hace 21 años, el primero de Junio de 1985, se enfrentó al reto más difícil de su vida: un accidente de tránsito que casi le quita la vida. Veintiún (21) años de silencio, con inmensurables pruebas de Fe, esperanza y amor de su Esposa, hijos, padres, hermanos y amigos. Toda la familia, en especial su padre Don Luis Núñez Pérez, estaban convencidos de la presencia de Dios en medio de la angustia y la desolación que un evento como ese genera. La ciencia, su Fe y su fortaleza lograron dar ejemplo de vida a todos aquellos que le conocieron. Concluido un juego de softball, con un grupo de médicos en Valencia, se dirige a Bejuma donde residían sus padres. En el trayecto un camión cargado de frutas e imprudencia se fue de frente al vehiculo que conducía, generando un accidente múltiple que casi le cuesta la vida. Segundos después del accidente pasaba un colega (el Dr. José María Arcay) quien se acerca a prestar los primeros auxilios, reconociendo el reloj pulsera del doctor Núñez; minutos más tarde pasaba una ambulancia con una mujer embarazada en trabajo de parto. El Dr. Arcay se atraviesa en la vía con su cuerpo como única barrera, ante la velocidad de la unidad, forzándolos a frenar y detenerse. Al doctor Núñez lo trasladan en la ambulancia mientras que su amigo se llevaba a la mujer parturienta en su propia camioneta. Todos en la familia piensan que la salvación de su vida y recuperación de la misma, se debe fundamentalmente a la presencia de Dios y la ciencia, combinación que a veces la medicina moderna es escéptica para aceptar. Una vez ingresado en el Hospital Central de Valencia le dieron las medidas básicas de sostén de la vida y lo condujeron a una clínica privada de la ciudad, donde permaneció 6 días en terapia intensiva, casi sin ninguna esperanza médica, esperando un desenlace fatal, en vista del estado de gravedad que presentaba. El destino, tal vez escrito, activó mecanismos misteriosos que le dieron la oportunidad, de nuevo, de vivir: en esos días en la clínica ingresó una señora, también profesional de la medicina, con un problema cerebral grave después de dar a luz. Su esposo solicita a Caracas los servicios de un destacado Neuro-Cirujano, el cual se trasladó a valencia de inmediato. Este destacado especialista resultó ser el Dr. Rafael Lara García. El padre del doctor Núñez lo abordó y le manifestó la gravedad de su hijo, pidiéndole lo viera e indicara el real estado de su salud. Era sumamente grave, requería urgente de una intervención quirúrgica en valencia o Caracas. De inmediato y, gracias a las gestiones realizadas por Alejandro Gómez Paz, lo trasladaron urgente en una aero-ambulancia al Centro Médico de Caracas llegando en estado de coma, obligando a los galenos pasarlo al quirófano para ser operado de inmediato por el Dr. Lara García, drenando un higroma sub-dural importante, responsable de las secuelas que luego viviría. Al terminar la primera intervención el Dr. Lara García manifiesta a la familia que el estado era sumamente grave y que no garantizaba su vida. A los 8 días le practicaron una segunda intervención quirúrgica para remover un coágulo sanguíneo cerebral, con una permanencia de 40 días en terapia intensiva en estado de coma. Luego fue trasladado a una habitación durante 15 días y es allí donde se produjo el último diagnóstico de 9 eminentes médicos de la época, quienes basados en sus conocimientos científicos y la experiencia de su profesión del momento, opinaron que estaría cuadripléjico durante toda la vida. Hoy podríamos afirmar que el poder de Dios y una inquebrantable Fe familiar probaron lo contrario, no cumpliéndose lo correctamente diagnosticado. El Dr. Nuñez fue trasladado a Valencia y luego de tres meses en estado de coma abrió sus ojos, iniciándose así una recuperación casi total. Fueron años de fisioterapia donde le tocó aprender de nuevo a gatear para lograr pararse y comenzar a dar sus primeros pasos. El caney de la casa de su padre y su propia casa se convirtieron en centros de rehabilitación con la instalación de barras, paralelas y sistemas de fisioterapia rudimentarios para el trabajo diario que le tocó afrontar. El dolor, la desesperación, las complicaciones médicas eran parte de la vida diaria. El Dr. Carlos Rosales y Felipe Lozano lo acompañaban en su proceso junto a la Dra. Margarita Arce, todos visitándole con la frecuencia que solo los buenos amigos podían ejercer. El camino también estuvo lleno de satisfacciones y celebraciones familiares con la recuperación de cada área sensorial y motora, al punto de poder disfrutar de nuevo de un buen juego de dominó, sonrisas y el compartir con su familia. No recuperó el habla pero más allá de la palabra recuperó la vida, el amor de los suyos y el respeto de un gremio que nunca lo olvidó, aunque a veces no lo recordaran. Fueron años de intensa lucha, con grandes pruebas de Fe, con la presencia de Dios sin discusión alguna. Su inquebrantable mujer, esposa y amiga fiel lo acompañó hasta el final con todo el amor posible que un ser humano pueda ofrecer, derrotando todo tipo de obstáculos, y así pasaron los años hasta un 10 de Enero donde Dios le dijo que era tiempo de descansar y lo llamó para seguir su lucha desde el cielo.

Aprovecho esta oportunidad para agradecer infinitamente al médico que junto a Dios nos acompañó durante estos años de lucha, me refiero al Dr. CARLOS ROSALES, mostrando siempre su humildad e incondicionalidad, sin esperar nada a cambio. Gracias doctor y que Dios lo bendiga. A la Familia Nuñez Perelli, quienes estuvieron siempre a su lado esperando el milagro, aunque hoy sabemos que el milagro fue él. Fue nuestro maestro y entre sus enseñanzas de humildad y resignación decidió cambiar, en sus muros de silencio, su hermosa voz por una dulce y eterna sonrisa. A sus grandes hermanos y amigos, doctores Luis Rincón, Fernando García, León Sánchez (Gallín), Roberto Guinand, Jesús Amaya, todos colegas, amigos, hombres de Fe y compañeros de serenata. A todos ustedes: Gracias. A un mes de tu partida, tu espíritu y valores creados en familia están latentes, con toda la fortaleza y el amor que sembraste en tu entorno. Le damos gracias a Dios por haber permitido que vinieras a este mundo a darnos lecciones de vida que nunca se borrarán de nuestra mente y jamás dejarán de latir en nuestros corazones. Dr. Nuñez, esposo, papá, tío, hijo, hermano, cuñado, amigo, médico, director, cantante, guitarrista, deportista, gendarme caballero del ejemplo de la Fe: me despido con una frase que practicaba tu padre, Luis Núñez Pérez (Q.E.P.D), nuestro papapa, al Nazareno con Humildad: “Señor, que siempre nos das más de lo que merecemos y deseamos, no olvidaré aquel instante en que sentí tu presencia y tu protección para atender y aliviar mi dolor, Gracias Señor”. Te recordaremos con inmensa alegría, y ejemplo de Vida. “Gracias por lo que me prestaste y luego me quitaste”.

Se despiden,
Tu Hijo, Luís Ernesto Núñez Perelli,
tu sobrino, Juan Carlos Branger Núñez.